Así. Los Caballeros y Damas Bonarios deben superarse a sí mismos y ayudar a los demás a superarse:
Buscando el trabajo por los demás a través de los Proyectos Humanitarios, pero sin tratar de imponer creencias religiosas, ni sentimientos individuales o grupales basados en la idiosincrasia de nuestros orígenes.

Huyendo de toda imposición que no sea la de una disciplina individual y colectiva encaminada a la consecución de los fines humanitarios.
Manteniendo la Orden fuera de tópicos, y creencias colectivas. Cada Priorato General debe de velar por la identidad de la nación donde está asentado, asumiendo los Principios Dinásticos y Caballerescos de la Orden, pero comprendiendo la historia particular de cada nación y de cada pueblo.
Afirmando que somos Caballeros de Nuestra Señora, desde el punto de vista de Madre Primigenia de todos los Seres Humanos, siendo el aire, lo primero que respiramos y lo último que expulsamos al morir.
Recordando que solo hay un fin en la Orden: solidarizarnos con los que nos necesitan y llevar el ideal caballeresco hasta fines reales de compromiso con la Humanidad.
Siendo conscientes de que, al darle el nombre de Santa Maria de los Buenos

Agrupando a todas aquellas personas de buena voluntad, que defienden un mismo ideal espiritual;
Honrando con el reconocimiento caballeresco a todos aquellas personas que con su esfuerzo contribuyen al progreso, al bienestar, a la cultura, al buen entendimiento y solidaridad internacionales;
Honrando a todas aquellas personas físicas que, con su esfuerzo, meritos e ideales personales, contribuyan y/o se distingan, por su hidalguía y nobleza, dando y fomentando apoyo a la propagación, valorización y reconocimiento del ideario de vida de la caballerosidad cristiana y amor y celo mariano.
+
